miércoles, 29 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 6, Boipeba la nuit.


Los días en Boipeba transcurren como ya he contado, en una nube de tranquilidad, pereza y mucho silencio.

De noche, después de ver la puesta de sol y limpiarte la baba, toca ponerse guapo y animarse porque son fiestas de San Joao y hay que celebrarlo.

Ducha, aftersun, repelente de mosquitos, vestidito y al pueblo. Para cenar pescadito recién sacado del mar o moqueca, un estofado de pescado o de gambas.

Para beber cerveza y caipiroskas, lo de la cachaça era muy duro.

Para los que crean que el paraíso está tirado de precio, lo siento, la región de Bahía es cara, y como en todas partes, las islas lo son aún más. Ni comer ni beber aquí es barato.

Las fiestas de San Joao transcurren alrededor del fuego, hay orquestas, comida y mucha bebida. Vamos con los amigos de David, así que nos mezclamos con los nativos como si estuviéramos en las típicas fiestas de pueblo en España, arropados y mimados.

Los niños juegan con el fuego y tiran petardos, no se les trata como en España, siempre al borde de la fractura o de la enfermedad, ahí corren libres y son felices.

Me gustaría haberos llevado conmigo y compartir esto…

lunes, 27 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 5 Cosas que hacer en el paraíso.

Rápidamente uno se adapta a los horarios de la isla. Los días empiezan con el sol, sobre las 7.30 y terminan antes, porque la luz se va a las 6 de la tarde.

Por la mañana salgo a correr, aquí estoy haciendo las carreras más bonitas de mi vida, bosque, playa… me cruzo con mariposas de enormes alas azul eléctrico, con caballos, con perros que escoltan a nativos en su camino al trabajo, con pescadores… Todo con el rumor del mar o de los árboles, con el olor de las algas y el calor de sol.


A mi vuelta ducha y desayunado al aire libre: huevos revueltos, pan de maíz tostado, jamón, queso, sandía, piña, zumo natural y café. La verdad es que ni echo de menos el periódico.


Janaina es la cocinera de la posada, mientras recoge el desayuno me presta a Antonio, su bebé de 7 meses, el niño más bueno de mundo.


A partir de ahí toca olvidar lo de hacer cosas, a partir de ahí toca buscar una sombra bajo una palmera pero evitando la línea recta bajo un coco potencialmente asesino, abrir un libro y echarse a leer intercalando capítulos con siestecitas y con chapuzones en el océano


Eso es lo que se hace aquí...

domingo, 26 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 4. Boipeba, fuck yeahhhh.


Para llegar a Boipeba hay que coger un barquito desde Morro.


Si sumo las horas que se tarda en llegar aquí desde Madrid sale una burrada, pero cuando llegas y ves donde estás, te das cuenta de que es mejor así. Si fuera más sencillo acceder a lugares como estos, dejarían de ser paraísos.


Boipeba es una islita con playas como no había visto antes, de vez en cuando una posada, poquitas, y un pueblo hecho con casitas de colores.

En toda la isla no hay coches ni motos, están prohibidos.

A Boipeba se llega en barca o en avioneta privada, y una vez ahí se camina, sin prisa.


David tiene ahí una posada en la playa, escondida en un bosque de palmeras y otros árboles, y ahí nos quedamos, conocimos a sus amigos, a su perro y a su gato.


Ocupamos una habitación blanca con muebles de madera y colchas de hilo y mosquiteras.


Además del pequeño edificio que alberga las 8 habitaciones hay una cocina con porche para los desayunos, bancos de madera hechos a mano, hamacas y un cielo de hojas de palmera y cocos que te protegen del sol.


Es la hostia.

sábado, 25 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 3. Vale ya de Morro.



Turistas hay buenos y malos, y los malos han estropeado Morro. No es una realidad visible, sólo yendo un poco más allá, traspasando la primera línea de playa y metiéndote en los callejones oscuros, en las casas construidas con materiales malos, en la vida de los que viven para el turista, te das cuenta de que la alegría es para el que tiene dinero.

Morro es una ciudad pequeña y hoy hemos visto a varios nativos puestos de crack, los ojos brillantes como de pez y un caminar nervioso.


Cuando estábamos en un rincón de playa, escondidos entre raíces y claros y sombras, lejos de los turistas y las sombrillas, ha aparecido uno de ellos.

- ¿Queréis marihuana?

- No tío, gracias.

- ¿Y maradona?

- No.

Tenía los ojos azules, incluso la pupila, e intentaba sonreír.


Mañana iremos a Boipeba, el verdadero destino del viaje. Esta noche me tomo la última caipirinha; la cachaça me deshace el cerebro. Es mejor tomarlas de vodka o ron.


viernes, 24 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 2, Morro.

Y finalmente llegamos a Salvador de Bahia, dormimos un poco y nos levantamos temprano para iniciar al punto de la mañana el periplo a Morro de Sao Paolo, el preparaíso.


Una cosa hay que decir de los brasileños: todos sorben los mocos, o bien con la sola fuerza de la respiración o ayudados por la palma de la mano haciendo ventosa con las fosas nasales. Todo con mucho ruidito. Esta costumbre se extiende sin distinguir edades, clases ni sexo. Al rico moco, oiga.


En fin, taxi al puerto a pillar la lancha rápida , que en portugués se dice lansha gápida, llegamos a puerto y furgoneta, dos horas, otro barquito, parada para nadar y bucear. Cuatro horas de viaje cambiando continuamente de medio de locomoción. Llegamos a Morro y, ¿qué me encuentro? pues esto:

Para los brasileños, Morro es como para un catalán Ibiza, una islita de buen rollo, turistas, precios altos, rincones bonitos y playa, aunque todo en pequeñito, ningún edificio supera la altura de una palmera. Ahí estuvimos tres días, bañándonos en playas impresionantes, bebiendo soplecientasmil caipirinhas, hartándonos de langosta y con una sonrisa bastante boba en el careto todo el tiempo.










El hotel, que ahí se llama pousada, estaba frente a la playita, tenía su jacuzzi en la habitación, su desayuno de pasarte una hora comiendo y bebiendo café y su olvidarte de todo.



Si alguien quiere la info, que pida por ese teclado.



jueves, 23 de junio de 2011

VIAJE AL PARAÍSO. Capítulo 1 Barajas mon amour.


Como no creo que al morir vaya uno al infierno o al cielo he decidido ir en vida al paraíso.

David, mi Capitán de toda la vida, se fue a una islita de Brasil hace unos años a olvidarse de todo y después de escucharle hablar maravillas y ver fotos increíbles del lugar hoy he pillado a mi barbudo y para allá que me voy.


La despedida de la patria fue sonada. Air Europa nos obsequió con un maravilloso retraso de 9 horas. La espera dio para leerme medio libro y para observar como el ser humano puede mutar de hombre a bicho maligno cuando no obtiene lo que quiere y como la maldad y la rabia, se contagian de forma asquerosa.

Una mujer empieza a increpar a la trabajadora de la compañía que nos daba siempre información equivocada y contradictoria, y otra se une, diciendo que tiene hijos, que no tienen derecho a hacerla esperar y un señor empieza a levantar la voz… y otro grita que quiere volver a su casa y otro…Y las horas se suceden, y llegan las amenazas, los gritos, los deditos levantados…


¿Y esta gente no era del país más alegre del mundo? Pues menuda mala leche gastan…


Después de las cuatro primeras horas nos "regalaron" la comida en una de las cafeterías del aeropuerto. Muchas gracias, una patada en la oreja habría estado igual de bien.

Más lectura, Canal 24 horas de noticias, mucho Twitter y las mujeres aullando y reclamando zona VIP para sus crianças…. casi se me quitan las ganas de ir a su país!


Varios pasajeros demuestran ya abiertamente estar absolutamente desquiciados y rompen botellas en el mostrador de la puerta de embarque. Sólo mi barbudo, un chico con una diastema como un túnel y yo nos decidimos a apoyar a la chica y avisamos a la Benemérita que compareció para proteger a la pobre mujer que sollozaba suplicando comprensión.





Nuestro heroico acto tuvo como premio barra libre en la bandeja de bocadillos de jabugo de otra de las cafeterías y así pasamos el día, salvando a una inocente dama, comiendo y esperando que finalmente, Air Europa nos llevara a Salvador de Bahía.

miércoles, 15 de junio de 2011

Mis lugares favoritos en Madrid. Tapasssssssss

Hace no mucho se cumplieron mis dos años ya como hija adoptiva en la Villa y Corte de Madrid. Podría hacer muchos y variados resúmenes desde diferentes enfoques: el sentimental, el personal más intimista, el social… y el que finalmente haré, que es el que más importa, el del comer y el beber.

La idea es de Sofía Losada, así que si alguien sigue mis pistas y disfruta de mis consejos, gran parte del mérito es suyo.

Empiezo con mis lugares favoritos para tapear.

Los catalanes valoramos mucho el detalle de la tapa, no porque seamos avaros y nos agarremos a todo lo que sea gratuito, sino porque en nuestra tierra eso no existe. La comida en los bares de Cataluña le sirve para generar ingresos al restaurador, y nos cuesta entender que la regalen. La tapa gratis nos fascina porque para nosotros es un enigma económico.

En La taberna del Puerto, en el barrio de Chamberí te agasajan con pequeñas delicias como cecina y foie rebozado, mini pitas con guacamole o un jamón riquísimo acompañando cualquier consumición. Hay muy buen rollo y una escalera mal iluminada muy traicionera que baja a los servicios. No tiene página Web, está en Alonso Cano esquina Bretón de los Herreros.

El Jurucha, o como lo llamamos todos los que conozco y vamos ahí frecuentemente, El estúpido, en el barrio de Salamanca. El camarero es el ser humano más antipático que trabaja de cara al público, pero los pinchos están muy ricos y está al lado de mi ofi. Buenísimo el de langostinos gratinados con alioli a la pimienta, el de foie casero o la muy famosa tortilla, muy crudita. Las croquetas son lo peor.

En este las tapas se pagan, no son aperitivitos, son la comida en sí. Calle Ayala, 19, al lado de un Hakei, con lo que a mí me acaba saliendo siempre la torta un pan.

Casa Quevedo, en el barrio de Las letras. Aquí se paga la caña a 1,20€ y te ponen raciones enteras gratis. Boquerones, croquetas, lo que te imagines.

Los camareros son muy del Atlético de Madrid, yo discutí con uno de ellos hace un año y no he vuelto, pero es un sitio muy alegre y si vais mal de pasta is the place to go.

El Automático es mi bar favorito de Lavapiés, en la calle Argumosa 17, terraza, camareros jóvenes y simpáticos, cecina riquísima, vermut casero y muy buen rollo.

El Boquerón en la calle Valencia, junto a La Casa Encendida, es un agujero alicatado de arriba abajo donde se come marisco rico, ostras y, obviamente, boquerones. Lo malo es que parece el metro de Tokio y los que están tras la barra están siempre de malhumor, discutiendo, gritándose y con una cara de perro que se te quitan las ganas de comer.

Bodegas Ricla, el primer bar que pisé en Madrid. Tapas y raciones riquísimas y muy caras, todo cocinado por Ana, la matriarca maravillosa con quien me tiro horas hablando cada vez que voy. Especialmente rica la cecina, las pochas con almejas y los quesos. De su bodega maravillosa hablaré otro día.


Faltan muchos pero son demasiado obvios.

Besos a todos.